David y Cécile han renovado el salón
"De casa al curro y del curro a casa"... David y Cécile son como cualquier pareja joven de hoy en día: apresurados. Con este ritmo desenfrenado, los minutos de descanso son escasos. Viven en la ciudad y solo sueñan con una cosa cuando entran en su casa: encontrar un lugar apacible, acogedor... Sin embargo, el salón que tienen ahora está todo pintado de blanco. Pero hoy han decidido que eso iba a cambiar.
Se dirigen a las tiendas de bricolaje. En la mente de Cécile se impone un estilo: ¿qué hay de más natural y de más cálido que la madera ? Al informarse, descubren un revestimiento completamente nuevo. Para su sorpresa, ¡es un vinilo ! Sin embargo, estéticamente, lo tiene todo: las vetas y la textura son como los de la madera. Los únicos matices que cabe destacar: no necesita mantenimiento y se coloca rápidamente. ¡Vendido ! En cuanto al color, se plantean algo oscuro y elegante, envolvente y relajante... ¡Será un marrón ! Solo queda cargar el maletero.
Con la ropa de trabajo puesta, David y Cécile están preparados. Tienen un nivel, un metro, un cúter y un tubo de pegamento. Con eso es suficiente. Tampoco necesitan preparar las paredes. Con el folleto en la mano, comienzan por pegar los perfiles de acabado en el ángulo situado entre el techo y la pared. Y a comenzar: 1 panel, 2 paneles, 3 paneles, etc. El salón cambia de cara. Y solo 3 horas después, las 4 paredes están terminadas. Un juego de niños.
Como han cumplido los plazos previstos, Cécile pasa a mover los muebles y las plantas. Para el toque zen, se colocan algunas velas en la mesa. Sentados cómodamente en el sofá, contemplan su nuevo remanso de paz. Todo aquello en lo que habían soñado. Y la renovación ha sido tan sencilla, que Cécile no dudaría en repetir la aventura... Con una copa en la mano, una idea le pasa por la mente: "¿Y si renovamos el baño ?"